"Creando Sensaciones"

Cierra los ojos, no los abras hasta que te diga.. las palabras dulces son necesarias para cada momento de tu vida. Abraza fuertemente a tu Yo Interior.. No dudes de su existencia.. Lucha por cada sueño que tengas, y cuenta cada batalla que realices.. La vida no se resume en caídas, llantos, ni heridas... sino en triunfos.. victorias y sonrisas. No olvides jamás a aquellos en quienes te haz apoyado cuando no podías seguir.. si, esos... tus amigos.. Logra subir más allá de tus expectativas.. Corre hacia las montañas.. llega a las nubes, y lánzate.. tus alas te llevaran... en ellas estarás seguro, verás que las alturas.. y reconocerás que los llantos, las heridas y las caídas, son solo una parte de la Vida.. Todavía hay mucho por descubrir.. mucho por aprender.. mucho por vivir...



domingo, 21 de agosto de 2011

'La soledad por las noches desespera' de Jere Sandoval

La dureza de mi almohada me vuelve cada vez más inquietante. Mis pies tocan el final de mi cama, asqueados de su soledad y del frío de las sábanas, buscando compañía en el tumulto de las viejas cobijas. Mis ojos, rebozan enormes lágrimas que esperan ser derramadas por alguna pena de este vil mundo. Mis labios, resecos y hambrientos esperan con ansias el suave contacto con algo, y así humedecerlos por largas horas de placer. Mis cabellos bien peinados, desesperan incansablemente el ser desparramados y desarreglados por el desenfrenado frenesí de la lujuria. Mis manos, hartas de dar caricias vanas a mí misma, enloqueciendo a tal punto a amenazarme con el suicidio, buscan explorar el cuerpo de algún amor pasajero. Mis oídos, cansados de hacerme escuchar cada noche mi respiración, me recuerdan gemidos lejanos de algún amante olvidado. Mis brazos, ya no saben dónde quedarse cómodamente, y buscan por su propia cuenta algún contacto humano, consolándose aún con el abrazo de ellos mismos. Ya no soy yo, ya no es mi mente, ya no es mi razón, ni mis sentidos. Es todo mi cuerpo que me enloquece por las noches y me desespera, atormentando mis entrañas y mis huesos. Gime y pide a gritos, la presencia de ese amante perdido. Con el corazón olvidado y engrietado, al borde de la locura, y el silencio tratando de sanarlo y lastimandolo más aún.
Ese amante nunca llega, nunca toca a mi puerta, ni amanece conmigo por las mañanas.
Sólo duermo acompañado de mi triste soledad. Es ella quién me acobija, me protege. Y con una suave picardía me despeina, en señal de que pasó la noche conmigo .
Ella, sólo ella es quién me mejora esa fiebre que enloquece todo mi cuerpo. Solo ella...









Jere Sandoval
14.04.2011