Una lágrima de arena
recorre tu piel,
Dueña del amor y del odio.
Silenciosas e inmutables
pasiones del ayer.
Canciones ruidosas
que siempre resucitan.
Creadora de secretos
y verdades disponibles.
Narradora de historias,
y Maestra de virtudes.
Contensión de locos,
y Señora de los años perdidos.
Testigo de mil perdidos,
y Testigo de todos hechos.
Hogar de almas vagabundas.
Jamás olvidada por alguien.
Sino presente en cada palabra,
cada silencio, cada noche,
cada corazón.
Madre de todos,
Dueña de nadie.
Hermana del Destino
y Confidente del Tiempo.
¿Acaso no la reconoces?
Con su belleza, su esplendor,
sus riquezas, su fragancia.
Sólo una lágrima de arena
recorriendo su piel
puede ser quién
le enseñe a vivir...
Jero Sandoval - 5/06/09
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